Las múltiples tareas desarrolladas en un espacio interdisciplinario
La trayectoria institucional del Instituto de Arqueología y Museo (IAM) se remonta al año 1928, cuando A. Métraux crea el Instituto de Etnología, que derivaría, luego en numerosos cambios de sedes y denominaciones hasta la configuración actual. Su colección de piezas arqueológicas inicia en 1915, de la mano de M. Lillo y R. Schreiter como parte del Museo de Historia Natural, tiempo antes de que naciera la institución, con el fin de conformar colecciones científicas de referencia. Posteriormente, la colección se fue acrecentando a lo largo de más de 100 años, sumando objetos etnográficos y fotografías de otras regiones y países de América.
El espacio que resguarda este acervo se conoce como Área de Reserva y Colecciones del IAM. Se encuentra a cargo de la Dra. Lorena Cohen, profesional adjunta del ISES, quien coordina una serie de tareas en las que participan becarias y becarios, estudiantes y profesionales de diferentes disciplinas: arqueología, museología, biología, fotografía, fotogrametría, ilustración científica, administración de bases de datos, entre otras.
La conservación de las piezas
El sostenimiento de la colección del IAM requiere el seguimiento pormenorizado del estado de conservación y de la integridad de las piezas, mediante la realización de diagnósticos de deterioro, seguidos de tareas de conservación preventiva y curativa para estabilizar los materiales frente a la acción de agentes biológicos y ambientales.
Como parte de esta labor multidisciplinaria, se realizan tareas conjuntas con técnicas del ISES que desarrollan su tarea en el área contigua, el Laboratorio de Arqueobotánica del IAM-ISES. Entre estas actividades compartidas, son interesantes los aportes sobre estudios microscópicos para la detección y caracterización de agentes biológicos que deterioran las piezas (por ej. hongos) o atmosféricos (bioaerosoles) que puedan actuar como contaminantes o agentes patógenos. Estas intervenciones generan, a su vez, documentación que registra el estado previo de las piezas, la metodología empleada para su tratamiento, los resultados y las observaciones del monitoreo. Estos nuevos datos pasan a formar parte de los fondos documentales de la colección que permitirán un monitoreo futuro.
Los fondos documentales
El trabajo en el Área de reserva contempla protocolos no sólo para la conservación física de los ejemplares del acervo, sino también para el mantenimiento y la actualización del registro de los datos que componen el fondo documental con valiosa información sobre la colección: trabajos de campo arqueológico y etnográfico con anotaciones pormenorizadas sobre la recolección de cada objeto; detalles sobre los modos de adquisición (compras, intercambios, donaciones), las personas que participaron en estas actividades. Estos datos se conservan en notas, diarios de campo, cartas y en la misma memoria de quienes hicieron investigación y curaduría en distintos momentos de la historia institucional.
Los fondos documentales contienen datos que, en el caso de perderse o deteriorarse, no podrían sustituirse. Además, constituyen parte del valor histórico del IAM y son testimonios de los modos de hacer ciencia en nuestra región y en Argentina. Las descripciones de las piezas, su procedencia, los métodos de obtención, las técnicas de elaboración, sus dimensiones, el registro fotográfico de las mismas, el seguimiento de las actividades de conservación, el registro de exposiciones museográficas y de publicaciones en donde se encuentran incluídas, son algunos de los datos que se preservan y resguardan desde el Área de Conservación y Reserva del IAM en colaboración con el ISES.
La información se halla distribuida en distintos tipos de fondos documentales, lo que trae aparejada su “disociación”, es decir, la dispersión de datos sobre una misma pieza, problema frecuente en colecciones con una larga trayectoria, como ésta. Atender los problemas de disociación implica mucho más que reunir todos los datos posibles sobre cada ejemplar; requiere desarrollar estrategias para mejorar el acceso a los fondos y cuidar la integridad de las bases de datos, ya sean en soporte físico o digital.
Ilustraciones científicas
Ilustradores e ilustradoras dejaron su impronta en la historia de vida de la colección. Entre ellos, se destaca el trabajo de Silvio Giménez, Ana Ross de Anapol y Raúl Zelaya. En sus obras plasmaron características específicas de piezas de diversos materiales (piedra, cerámica, metal, entre otros) como su forma e iconografía y su estado de conservación e integridad.
Éstas permiten la comparación del estado de las piezas desde el momento de su retrato a su estado actual.
Fotografìa y digitalización
Desde la fotografía también se realizan grandes aportes a la colección. Por un lado, se cuenta con un amplio registro fotográfico de las piezas, sus características generales y detalles. Además, se registran en este soporte las actividades de conservación y preservación, tarea que desde los años ‘30 realizó Héctor Peirano y desde los ‘80, el técnico del ISES Darío Albornoz. La digitalización de fondos documentales constituye otro modo de resguardo del acervo. El LADI (Laboratorio Digital CCT-ISES /CONICET/ UNT) ha colaborado con el Área en la digitalización de “Fichas de Registro en Biblioratos” y el “Catálogo Pourrieux” lo cual permitió generar un respaldo digital de estas bases de datos. Además, la consulta en este formato disminuye la cantidad de instancias de manipulación física de los fondos.
Una red de profesionales dedicados a mantener y activar los legados culturales
En este espacio se vienen realizando tesis de grado y de posgrado, numerosos talleres técnicos y prácticas de formación, actividades docentes, pasantías y consultas de diversos profesionales del ámbito nacional e internacional. De este modo, el Área de Reserva y Colecciones también se conforma como un lugar de encuentros y aprendizajes mutuos y en equipos. Desde el área se han gestionado fondos para la obtención de distintos equipamientos. Asimismo, se proyectaron y ejecutaron propuestas expositivas recientes como la muestra itinerante “Santamariana, un legado de mil años”, realizada y potenciada con diferentes subsidios del Fondo Nacional de las Artes (2019 y 2023) Y la exposición “Arqueologías que Hilan Miradas” (2022) que relata el devenir de los modos de hacer ciencia, en particular de la arqueología, en un siglo de historia institucional, contextualizada en la región y el país.
La gestión de una colección como la del IAM promovida y cuidada en colaboración con ISES, no implica sólo atender las piezas en tanto objetos, sino también administrar, mantener y preservar toda aquella información vinculada a las múltiples historias que las atraviesan. Conocimientos y memorias se articulan para que puedan contarse estas historias. Esto sólo se logra con una red de profesionales que se dedican a mantener y activar ese legado cultural. Por esta razón, nos preguntamos: en la coyuntura socio-polìtica de un panorama eleccionario tan complejo, con propuestas de gobierno que pondrían en peligro la continuidad del sistema científico nacional junto con las posibilidades de una ciencia pública y abierta ¿cómo se podría mantener la integridad de acervos como éste y promover su conocimiento, sin esta valiosa infraestructura material y humana?
Contacto: coleccionesiam@csnat.unt.edu.ar