Entre coplas, encuentros y algarrobas…

Vísperas de carnaval. El ómnibus Aconquija, sube a la mañana muy temprano desde Tucumán al Valle Calchaquí. Asomada por una de las últimas ventanillas, una mujer delgada, de estatura baja, que lleva el pelo negro, lacio, hasta los hombros, algo preocupada por la lluvia y la niebla, se pregunta qué sucederá en caso de mantenerse así el clima, mientras revisa la pesada mochila por segunda vez, asegurándose de llevar todo lo necesario para el viaje.


Mónica Burgos es bióloga. Trabaja en el área de arqueología. Dedica muchas horas del día laboral a la observación en el microscopio del Laboratorio de Arqueobotánica (IAM ISES). Allí, identifica microfósiles, restos muy pequeños (entre ellos granos de almidón, fitolitos y diatomeas) que pueden hallarse adheridos o en el interior de objetos como artefactos de molienda, vasijas cerámicas, o entre sedimentos recuperados en los trabajos de campo. Su estudio nos permite conocer cómo las sociedades han empleado las plantas a través del tiempo y en ambientes diversos. En la alimentación, vestimenta, tintes, objetos, artefactos, viviendas, tanto en la vida cotidiana como en ocasiones especiales, aportando a la comprensión de las relaciones entre las personas y el entorno.


Se dirige a Hualfín, Catamarca, al Primer Encuentro “Coplas de Algarroba”, para participar del evento completo, tomar algunas muestras y frutos para su posterior estudio en el gabinete. El algarrobo ha tenido un inmenso valor social, productivo, económico y simbólico para los pueblos originarios del NOA (entre otros) desde hace milenios hasta el presente. Generaciones tras generaciones, se han alimentado de sus frutos, que poseen un alto valor nutricional.


El encuentro lo organizaron Sonia Sahonero e Irina Vásquez, que conforman la red Diaguitas Ancestras del futuro. Desde el jueves de comadres, y por cuatro días, reunió a gente de todas las edades, de Amaicha, Santa María, Tafí del Valle, Potrerillos, El Mollar, Belén, San José,  el Shinkal, San Miguel de Tucumán, Catamarca capital,  La Rioja, Quebrada del Tala, Chañarmuyo,  Pituil, Fiambalá, Condor Huasi, Jasipunco, Puerta de Corral Quemado, Córdoba, Bs. As., y  algunas turistas extranjeras.

 


 


Con bajas temperaturas los primeros días, llovizna y aguanieve, se comenzó con el secado en el horno de barro de una variedad de vainas, frutos del algarroba, que fueron traídas desde distintas localidades. Luego dio inicio la molienda en morteros de madera de algarroba, grandes y pequeños, con manos de piedras ovales y circulares, también provenientes de lugares diversos, los había de la Quebrada del Hualfín, de  Puerta de Corral Quemado y de Jasipunco.


En la cocina de la casita de barro de la anfitriona Sonia, y cuando el tiempo lo permitía, en el patio, las vainas se trituraron con golpes secos que retumbaban al compás de las cajas y sus coplas. Previo permiso y conversación con las organizadoras del encuentro, Mónica tomó muestras de siete morteros, de vainas frescas, secas, conchos y harinas. Mientras explicaba de manera sencilla qué significaban aquellas pipetas, varillas metálicas, tubos Eppendorf y etiquetas desplegadas entre morteros y cajas copleras. “Estos materiales vegetales son muy valiosos porque al observarlos en el microscopio, mediante distintos tratamientos, puedo ver sus características, qué pasa cuando están frescos, secos, quemados, machacados, fermentados…Y luego comparar estas observaciones con muestras de cientos a miles de años, que provienen de investigaciones arqueológicas”.


De esta manera, se va ampliando la colección de referencia del laboratorio, la cual permite comparar los microrestos vegetales actuales con los antiguos, para identificar a qué planta pertenecen y a qué proceso fueron sometidos durante su uso o en momentos posteriores.

 


                   


El domingo de carnaval, Mónica se despidió agradeciendo, con el compromiso de volver para devolver los resultados de esta experiencia, y compartirlos con la comunidad local. A su regreso, A su regreso, mientras ordenaba prolijamente su mesada de trabajo, relataría con voz suave y aguda: “todo funcionaba de manera coordinada, hasta diría sincronizada, el horno allá afuera, las vainas en bandejas listas para ser molidas, no faltaron manos para moler, otras manos tamizaban y separaban el concho de la harina, que era envasada cuidadosamente. Entre mates, bollos, yogurt y mermelada casera, todo sucedía: molienda, muestreos en morteros, rondas de coplas, historia de Sapan Sukum “El Espíritu del Algarrobo, madre, señora, quien alimenta con los pechos llenos de leche y protege a los más pequeños, a los pichukos, cuando las madres se van a trabajar, de la autora chilena Palinay Caravajal, -en el libro cuentos de las abuelas kakanas-.


Y agregó: “Los días pasaron y las temperaturas mejoraron, tanto que el sábado de carnaval, entre coplas, mates, chicha de maíz, aloja de algarroba, el armado de alfajorcitos de algarrobas, el cielo nos regaló un arcoíris que culminó en un círculo alrededor del sol, y por la tarde sobre el río Hualfín, entre fogata, coplas y agradecimientos a la pacha, a los frutos del algarroba, y al agua, nos visitaron siete cóndores que volaban curiosos cerca nuestro. Fue un momento de mucho respeto, de profundo silencio, de meditación, de conexión con los antepasados de estas mujeres, al pie del cerro colorado, despidiéndonos de la grata visita con mucha alegría, emoción y quienes se animaron, con danzas.

 


Algunos pasajes del sábado de carnaval

 

    Copla Algarrobo,  Algarrobal

Salud! una chichita de maíz, ¡feliz año!
cantar quiero cantar quiero!
“la chicha de algarroba molidita en el mortero
se me sube a la cabeza como  si fuera sombrero"
lindo… lindo, que refresque todo! cantar quiero..
Mas chichitas más chichita
Ahora soy libre, soy dueña de amar
Viva el carnaval! viva las mujeres!, los hombres!
(rondas) uijajai uijajajai
Joi Joi
Miren el cielo!!!
 


Algarrobo,  Algarrobal
que gusto me dan
tus frutos
cuando empiezan a brotar
cuando empiezan a brotar
señal que viene llegando
el tiempo  de carnaval
el tiempo de carnaval.
Algarrobo, algarrobal
la vidala por las noches
sale a cantar y a bailar
sale a cantar y   a bailar

con el tambor de la luna
y el amor del carnaval
y  el amor del carnaval.
Algarrobo, algarrobal
cuando cantan
los coyuyos
me dan ganas de llorar
me dan ganas de llorar
de puro gusto vidita
porque llega el carnaval
porque llega el carnaval.
algarrobo algarrobal, algarrobo  algarrobal…

 

 

 

 

Para más información: Mónica Burgos mburgos@ises.org.ar


Nota sobre el evento

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